miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Un Estatut racista?


Jesús Royo en La Voz Digital.


A la gente de izquierdas, lo que nos caracteriza es nuestra pasión por la igualdad. En el Estatut vigente, el de Sau, teníamos un documento en que se asociaba 'igualdad' a 'las dos lenguas oficiales' (art.3: “La Generalitat garantizará el uso normal y oficial de los dos idiomas... creará las condiciones que permitan alcanzar su igualdad plena”). En cambio, en el proyecto del nuevo Estatuto se elimina esa 'igualdad lingüística' y se sustituye por 'uso preferente' de una de ellas. ¡Y eso lo hace gente que se autocalifica de izquierdas!

La diferencia lingüística sólo sería aceptable como discriminación positiva para compensar una desigualdad de hecho: así lo dijo el presidente Maragall para justificar el trato diferente de los escritores en Frankfurt. Pero esa discriminación es coyuntural y transitoria por naturaleza: nunca debe ponerse en la fórmula de un texto 'constituyente'. ¿Se imaginan una Constitución en la que los cargos fueran ocupados 'preferentemente por mujeres'? Ahora que incluso se va a quitar la prelación masculina en algo totalmente excepcional como es la sucesión del rey.

Según el nuevo Estatut, los catalanes de habla castellana no gozaremos de igualdad: nuestra lengua será 'no preferente'. O sea, deberemos ocultar nuestra lengua para cualquier acto público, para el poder, la escuela, el comercio, etc. Tendremos una condición infamante, subordinada, impropia. ¿Y eso por qué? Simplemente porque nuestra lengua proviene de españoles, pobres, apestados, extranjeros. Es, por lo visto, un estigma abominable.

La lengua en Cataluña cubre el espacio y cumple la misma función discriminadora de la religión (Irlanda del Norte: protestantes-católicos) o la etnia (Ruanda: hutus-tutsis). ¿Alguien se imagina que el Estatuto de Irlanda del Norte, por ejemplo, dijera que “el catolicismo -como religión propia- será la confesión preferente”? Pues bien, esa función discriminadora es lo que llamamos racismo y no sólo es aplicable a la raza, sino a cualquier motivo discriminador como sexo, lengua, etnia o religión.

El catalanismo desde sus orígenes siempre ha tendido al racismo, declaradamente -antes del nazismo- o de forma encubierta. En tiempos del Dr. Robert, por ejemplo, nadie se hubiera extrañado de que se declarara preferente a 'la raça catalana'. Hoy sería escandaloso. Y sin embargo, la lengua es hoy lo mismo que la raza hace un siglo. El proyecto de Estatut, al declarar 'preferente' a una de las dos lenguas de Cataluña, se declara racista, igual que si hiciera preferentes a los 'catalans de Socarrel'. ¿Pasaremos por el bochorno de que alguna Convención Internacional contra el Racismo impugne el Estatut por racista?

La gente de izquierdas no podemos dar el sí a un Estatut racista. Socialistas, comunistas, haced honor a vuestra pasión por la igualdad: declarad en el Estatut la oficialidad de las dos lenguas de los catalanes por igual. Ambas son iguales en categoría y derechos. Ambas son nuestras.

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