lunes, 25 de mayo de 2009

¿Cuántas en quiere?


Una columna de Jesús Royo en Lavozlibre.com




El otro día oí a un chico de veinte años que intentaba hablar en castellano, y decía “¿Cuántas en quiere?” No era en un pueblecito: era en pleno Maresme, un barrio de Barcelona, como quien dice.

Esta frase de “cuántas en quiere” era exactamente la expresión que hacía reír tanto a los chicos de mi tiempo, que la habíamos oído decir a algún payés viejo que no sabía ni papa de castellano. Una expresión así se identificaba con analfabetismo. Se ve que ahora vuelve aquel monolingüismo. La diferencia es que el error de hoy lo cometen jóvenes con el Cou aprobado. Y que no hace reír.

Para mí, es importantísimo observar de qué nos reímos. No es banal en absoluto. ¿Por qué nos hacía reír antes el payés monolingüe? Porque no dominaba la lengua del poder, de la corte, del mercado. Su condición era vitanda, y por tanto, risible. Conclusión: quien no quisiese hacer reír, debía aprender el castellano.

En otro lugar he analizado por qué hacía reír el castellanohablante que intenta hablar en catalán. Era una estrategia de reserva de la lengua como marca de identidad. El mensaje era: no intentes hablar en catalán, que nunca serás catalán.

Ahora no hacen reír ninguna de las dos cosas, por suerte. El catalán no es ni lengua primitiva, ni lengua exclusiva de los indígenas. Hoy, por el contrario, se considera que la lengua que contamina es el castellano: hay quien habla expresamente en un castellano con muchas catalanadas, como queriendo decir que él habla el castellano con pocas ganas, obligado y a contrapelo: si pudiese, lo borraría de su memoria.

Hay una especie de humor que se pretende “radikal”, que explota la imagen peyorativa del “catañol”. Es el estilo coñón y graciosillo de los Mikimoto, Monzó y Barnils. Son como los Bobby Deglané del franquismo, que se merecerían encontrarse con una Mary Santpere que los dejase clavados en seco*. Ese tipo de bromas doctrinales, que pretenden inculcar precisamente las normas y los valores que se considera que se han de seguir, que sirven para aumentar la cohesión interna de un grupo, la verdad, no me hacen demasiada gracia.

2 comentarios:

  1. El què fa riure és la teva incultura.

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  2. quin rotllo, tots els escrits són del mateix pal, hauries de descansar de tant en tant i opinar sobre alguna altra cosa

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