martes, 31 de marzo de 2009

Aprovechando el viaje.


Columna de José Manuel García Bravo. Concejal de C´s en Sant Andreu de la Barca.


En el orden del día del próximo pleno figura la adhesión al Pacto de Alcaldes (Covenant of majors), puesto en marcha por la Unión Europea, como mecanismo de participación de la ciudadanía en la lucha contra el calentamiento de la tierra. Esta iniciativa compromete a los ayuntamientos a iniciar una serie de actuaciones para contribuir a la reducción de emisiones de CO2. El plan de acción implicará costes por su desarrollo e implementación y los derivados de acudir a Bruselas a suscribir el compromiso, si no se ha hecho ya. Sin ningún género de dudas se aprobará por unanimidad.

Sin embargo tenemos un problema doméstico mucho más cercano que no se soluciona. Año tras año podemos observar en los informes emitidos por la Generalitat de Catalunya que la emisión de partículas PM10 a la atmósfera de nuestro municipio se mantiene constante. Sant Andreu de la Barca forma parte de ese grupo selecto de 5 municipios del Baix Llobregat en que la presencia de este contaminante supera los límites máximos. Casualmente Castellbisbal, sede de la empresa identificada como contaminante, no figura entre esos municipios.

Según un estudio de la Comisión Europea, publicado a comienzos de 2005, la presencia de estas partículas en la atmósfera produce cada año 288.000 muertes prematuras. Otro estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2004 afirma que la exposición a las partículas en suspensión es la causa de muerte prematura de 13.000 niños de entre uno y cuatro años de edad, cada año.

El problema está identificado, las soluciones planteadas han pasado por ser puramente administrativas y de trámite. La Generalitat de Catalunya, competente en la materia, sitúa a Sant Andreu de la Barca en una zona de protección especial desde hace años, sin más. Nuestro Alcalde, durante la campaña electoral de las municipales, firmó un convenio con la empresa CELSA, identificada como la emisora de este contaminante, comprometiéndose una y otra parte a solucionar el problema. Nada de nada, los datos están ahí.

Ciutadans lleva dos años pidiendo datos del cumplimiento de ese convenio y sobre las acciones que se van a llevar a cabo para solucionar este problema. Recientemente nuestro Alcalde ha vuelto a firmar otro convenio en el que CELSA aporta a nuestro municipio 60 mil euros para la implementación, creación, realización de servicios y actividades culturales, docentes, educativas y sociales. Desde Ciutadans rechazamos esa aportación económica y le decimos a Celsa que utilice ese dinero para implementar medidas que permitan reducir la emisión de los contaminantes. Obviamente a nuestro Alcalde le pedimos que devuelva ese dinero. El silencio no se compra.

Asimismo le recordamos a nuestro Alcalde la Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, de 25 de julio de 2008, que obliga a la realización de planes de acción a corto plazo para minimizar la contaminación por PM10 a valores no perjudiciales para la salud humana. Esta sentencia la pueden obtener en la sede del Tribunal que se encuentra en Luxemburgo, muy cerca de Bruselas. Así aprovechan el viaje.

lunes, 23 de marzo de 2009

jueves, 19 de marzo de 2009

sábado, 7 de marzo de 2009

De un indigno a un honorable.

Arcadi Espada en El Mundo.

Las elecciones vascas y catalanas han velado la conferencia que el presidente de la Generalitat de Cataluña pronunció el otro día en conmemoración del 25 aniversario del Institut d’Estudis Catalans. En ella se permitió no ya presionar sino incluso amenazar al tribunal que algún día juzgará la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, y calificó de “indigna” e “hipócrita” la iniciativa de los firmantes del Manifiesto por la Lengua Común. Ya verá qué hace el Tribunal y el Consejo General del Poder Judicial con las palabras del presidente y con tantas otras palabras pronunciadas sobre este asunto por los políticos catalanes. Los jueces tienen cintura de junco con los poderosos. Pero yo no tengo por qué. Ni siquiera con alguien que, probablemente, no sabe lo que dice, como insinúa el uso combinado, en ese contexto, de “indignos” e “hipócritas”: si no lo sabe, que prolongue sus horas de clase y que añada semántica y modales a su aprendizaje de la lengua propia.

El día que el presidente calificó de “indignos” a un grupo de ciudadanos el dictador Fidel Castro utilizaba el mismo adjetivo para rematar a dos miembros destituidos del que sigue siendo su gobierno. La coincidencia no es sólo temporal; el adjetivo tiene una clara raíz totalitaria que emparenta a los dos dirigentes. Más grave aún en el caso del hombre de Iznájar. Al fin y al cabo Castro insulta a un igual; como Jordi Pujol, por cierto, cuando acusó a Felipe González de hacer una jugada indigna en el asunto de Banca Catalana.

El presidente catalán, investido de su autoridad fáctica y de su potencia simbólica, se levanta y señala con su dedo a un grupo de ciudadanos: ¡Indignos! Obviamente estos ciudadanos no han cometido ningún delito ni se han puesto al margen de la dignidad pública o privada, sea cual sea la forma que adopte. Estas gentes firmaron un documento que criticaba la política lingüística en ciertas comunidades españolas. Algunos de ellos eran catalanes, es decir, estaban bajo la jurisdicción práctica y moral del que ahora se levanta y los insulta con repulsiva impunidad. Cualquier inteligencia corriente puede entender lo que supone, en ocasión y auditorio solemne, que la Autoridad se levante y extienda su palabra contra alguien. Si eso pasa en los salones, qué no pasará en la calle. Si eso hace la máxima autoridad institucional, qué no hará el gamberro desestructural. Si eso hace el uno y trino, ¿qué no hará la masa? Yo sé lo que hará. En realidad yo sé lo que ha hecho: seguir las intrucciones.

Hay una diferencia crucial entre don José Montilla y yo. Yo puedo insultarlo.